EL BULO CLIMÁTICO (IGNORANCIA, MIEDO Y DOMINIO). Por Carlos Rodrígue
Mucho se habla del cambio climático ignorando que el clima “es el conjunto de fenómenos meteorológicos, que caracterizan el estado medio de la atmósfera y su evolución en un lugar determinado”.
Los charlatanes climáticos hablan con la soberbia que les da el dinero aprovechando la ignorancia ajena, como si hubiese en el mundo un solo clima. Ecuatorial, tropical, monzónico, continental, mediterráneo y polar con sus correspondientes variantes, son climas que existen todos a la vez y en diversas partes del mundo. Cada una de esas partes tienen su propio clima.
Los estafadores del cambio climático quieren hacernos confundir el clima con la temperatura; hay lugares donde la temperatura durante las horas de sol es superior en más de 40º C a la de la noche. También hay lugares en los que del verano al invierno supone una diferencia de más de 40ºC. En uno y otro ejemplo, esas diferencias no suponen ningún cambio de clima, aunque la variación de la temperatura sea más que notable.
En todos los casos ¿dónde está escrita cual debe ser la temperatura ideal que deba tener la tierra en cada lugar y en cada estación del año?
Todos los años en la misma fecha, en el mismo lugar y en el mismo número de días se da la aparición de un fenómeno meteorológico conocido como “El niño”. Si el hombre pudiera interceder en el clima ya habría eliminado o al menos suavizado, las potencias devastadoras de “El niño” … y es que, la naturaleza (la creación) no es democrática.
Lo mismo sucede con el cuento de la capa de ozono: el ozono se puede obtener artificialmente y de manera industrial, mientras que de manera natural se produce en la atmósfera mediante y durante las tormentas.
El famoso agujero de la capa de ozono sobre la Antártida es consecuencia de la falta de evaporación del agua, debido a las bajas temperaturas por lo que no da lugar a las tormentas. Por el contrario, en lugares de elevadas temperaturas cercanos a grandes masas de agua si hay evaporación que dan lugar a las tormentas que ozonifican la atmósfera, después por inercia natural y de forma desigual se dispersa por toda la ozonosfera.
Las elites del nuevo orden mundial tratan de inculcar, que el hombre es el culpable del deterioro del planeta y que sólo nosotros (no ellos) podemos evitarlo, creándonos así en nuestra conciencia una inexistente responsabilidad que nos produce un miedo que es factor necesario para el dominio ejercido por los sesudos pensadores desde sus logias.
La especie humana a lo largo de su existencia ha talado bosques, ha modificado el curso de los ríos, ha construido ciudades donde solo había naturaleza, ha allanado y horadado montañas, ha hecho acuíferos y traslados de aguas, ha habilitado pastos para el ganado e incluso ha hecho chiringuitos en las playas para que los bañistas se pongan hasta las trancas de comer, beber y fumar un cigarro tras otro sin modificar el clima; eso que las guarras de las vacas no dejan de tirarse pedos.
Lo que no dicen es que el hombre además de modificar su entorno también ha plantado árboles, ha sembrado bosques, cosechas, ha llevado agua a tierras secas haciendo posible la vida humana, zoológica y vegetal, ha inventado medicamentos que han mejorado la existencia de todos los seres vivos y muchas más cosas que han contribuido a hacer más habitable y placentero el planeta, “su planeta”.
El hombre puede modificar el paisaje, pero no el clima, porque como se ha citado antes la creación no es democrática, gobernada por una magnífica dictadura que se llama biología, que evita los cambios de clima y de sexo por errónea decisión del hombre, por mucho que se empeñen los progres en meternos cuentos que nos digan lo contrario.
Ningún proceso legal, económico, administrativo, científico ni caprichoso puede ser superior a la acción de la naturaleza (repetimos: la Creación para los creyentes) según nos cuenta Cristina Martín Jiménez en su libro “Los amos del mundo están al acecho”, así surgió la idea del timo climático: Recreación de una reunión secreta en el club Bilderberg “El núcleo duro del club se reunió en secreto mientras que el resto de los invitados se divertían jugando al golf. Estaban planeando una nueva estrategia para dar un paso en su deseo de imponer un gobierno mundial.
“David Rockefeller, interrumpió al grupo para exponerle su última y genial gran idea.
Digamos a los ciudadanos que todos tenemos que luchar contra un gran peligro que amenaza nuestra propia existencia: el cambio climático. Pero para que ese plan sea eficaz hay que añadirle la coletilla “provocado por el hombre” porque si no convencemos a la gente de que lo provocamos nosotros no sería posible que pudiéramos luchar contra él para cambiar los problemas que supuestamente hemos generado.
Contrataremos a algún actor famoso, pero para empezar creo que Al Gore será un candidato excelente para desarrollar el plan. Viajará por todo el mundo dando conferencias que le reportarán ingresos millonarios así se verá gratificado económicamente y alcanzará gran prestigio, de modo que se someterá sin problema a nuestras órdenes. No solo conseguirá dinero, sino que sentirá la ilusión de ser poderoso porque el mundo le alabará. Hablaremos con nuestros contactos en Hollywood para que le den un Oscar que vamos a realizar con las imágenes más impactantes de la tierra y nada será más fácil para nosotros que obtener el Premio Nobel por la lucha infatigable por la lucha humana.
Lo revestiremos de religión, la ecología será la gran religión del milenio, mejor aún, la convertiremos en una secta. La gente está deseosa de pertenecer a un grupo y más, a uno que sea capaz de hacer grandes sacrificios por defender una ideología auténtica. Y vamos a conseguir que lo más auténtico en estos momentos de incertidumbre sea la lucha por la vida en la tierra. Aprovecharnos el cambio que se está dando en el clima para elaborar una nueva mentira, la gran mentira. Para nosotros es muy fácil hacerlo, contamos con todos los medios a nuestra disposición. Además, hablaremos con los legisladores para que sea obligatorio ver el documental en todas las escuelas del mundo, así adoctrinaremos a los ciudadanos desde niños.”
Por nuestra parte sólo nos queda citar la reflexión atribuida a Gilbert Keith Chesterton "Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa"
Carlos Rodríguez
Jefe Nacional del Sindicato T.N.S.
Recomendamos el vídeo con la Conferencia "Cambio climático: la decadencia de la ciencia" impartida por Aurelio Gabaldón en los Viernes Culturales de La Falange
Aquí está el enlace:
Conferencia 👉 "Cambio climático: la decadencia de la ciencia" por Aurelio Gabaldón