En un lugar de
Niburu, de cuyo nombre es mejor no acordarse, no ha mucho tiempo que vivió un
líder que logró llevar a un país sumido en la pobreza, el hambre, la
depravación moral, la humillación, el dolor… en un tiempo asombrosamente breve,
de la miseria a la prosperidad. Como este líder no podía pedir dinero a otras
naciones, acuciadas por una crisis económica mundial; ni acuñar moneda de
bancos centrales, porque acrecentaría su exorbitante inflación; ni recaudar
impuestos de unos derrotados y famélicos ciudadanos que se suicidaban a un
ritmo inconcebible presas de la desesperación; optó por un crecimiento
autárquico de corte keynesiano.
El estado
construyó útiles y modernas infraestructuras que dieron empleo a sus
habitantes. Se regularon producción, capital y salarios con disciplina; se
repartió el trabajo entre los ciudadanos a los que se les prohibía rechazar
cualquier empleo, se vetó el libre despido, se obligó a las empresas a destinar
parte de sus beneficios en la creación de nuevos empleos, se invirtió en I+D...
El líder instauró un capitalismo subordinado al estado. En pocos años habían
desaparecido las muertes por hambre, el paro era residual, todos los
trabajadores tenían casa y vacaciones pagadas (incluso a destinos exóticos).
Eran, de nuevo, una potencia industrial, militar, económica…Volvían a ser el
pueblo fuerte, culto, civilizado, disciplinado, intelectual, trabajador y
orgulloso de sí mismo que siempre fueron. Se preguntarán cómo fue posible
semejante milagro… Todo empezó cuando aquel líder comenzó a decir con gran
énfasis e insistencia a sus compatriotas cosas como: “¡Despertad! ¡Todos
ayudad, ricos y pobres! ¡Nunca ceded, nunca cansaos, nunca perded el valor y la
fe!”. Les dio trabajo y elevó de nuevo su espíritu con música, arte, instrucción
y educación a los jóvenes; les hizo volver a sentirse orgullosos de su estirpe,
su sangre, de su historia, de los logros de su gran nación…Les movió a un
primer acto de rebeldía: prohibió borrar de la memoria su historia, y ese fue
el comienzo…
El resto de la
historia es triste. El líder enloqueció,
y todo su pueblo con él, en un caso único en la historia planetaria de locura
colectiva. No, no acaba bien; pero no olviden esta ficción, hay demasiadas
moralejas que sacar de ella; por ejemplo, que lo único que genera verdadera
riqueza es el trabajo.
A grandes
rasgos, todos habrán oído hablar del shock, una crisis o estado de emergencia
que provoca cambios fisiológicos; shock emocional, terapias de shock…
Verdaderas barbaridades se han cometido con seres humanos para su estudio. Esto
está descrito en infinidad de libros, de sus conclusiones han salido terapias
médicas, doctrinas económicas, incluso el famoso manual de torturas Kubark de
la CIA. El primer paso de este manual de atrocidades es el aislamiento físico y
sensorial, que ya es en sí una tortura mayor de lo que a priori pueda
imaginarse, según describen quienes lo han experimentado.
También
quedamos en shock a nivel personal cuando perdemos nuestra narrativa, nuestra
propia historia, quedamos desorientados. Exactamente igual le ocurre a un
pueblo, su historia son sus raíces, y a los españoles nos la han falseado,
pervertido, negado, hurtado…incluso pretenden prohibirla con leyes aberrantes.
De este y otros modos, España, durante décadas, ha sido premeditadamente
conducida y mantenida en un permanente estado de shock.
El primer
shock (para bien o mal) fue la muerte de Franco, a partir de ahí no han cesado
más que cuando ha interesado: Carrero Blanco, continuos atentados de ETA,
principalmente a miembros de las FFSS, fieles al antiguo régimen, que no
aceptarían la traición del juramento a Franco del ahora emérito (atentados
cuando convenía, para las elecciones del régimen traidor del 78 cesaron, por
ejemplo), continuas crisis económicas, millones de jóvenes muertos por la
inundación de drogas durante la transición, “intentos de golpes de estado”,
“masacres yihadistas”… Shock tras shock y todos provocados ¿Por qué? se
preguntarán, sencillo: entre los efectos demostrados que provoca el shock, y el
stress y dolor que conlleva en una persona o sociedad, se encuentran la
desviación y fragmentación de la
personalidad, o del espíritu y los miembros de una nación, respectivamente.
Queda así el pueblo abierto a la sugestión, estado en que será muy fácil
introducir cambios, cuyas ideas ya flotan en el ambiente (de inculcar esas
ideas se encargan los políticos, tribunas, medios de comunicación…) y queda
predispuesto a obedecer, evitando que el vulgo –convenientemente fragmentado en
izquierda y derecha, homos y heteros, hombres y mujeres, blancos y negros, etc-
sea incapaz de unirse en una masa significativa, y se rebele contra unos
cambios y recortes de libertades que jamás aceptarían de no encontrarse en tal
estado.
Españoles: al
margen de lo que TV, prensa, etc., digan, es evidente que nuestra nación se
hunde. Se hunde en la deuda del fraudulento sistema bancario que asciende al
140% de nuestro PIB , en la traición de
nuestra corrupta y traidora clase política; se hunde con cuatro millones de
españoles parados; con la inmigración masiva e inasumible de millones de
tercermundistas analfabetos, y a menudo violentos que no vienen, en su mayoría,
ni a trabajar ni adaptarse, sino a parasitar servicios, cobrar sin trabajar, enviar la masa monetaria
tan fácilmente aquí recibida a sus países, e imponer su bárbara ley. La nación
más antigua y con el más glorioso pasado de Europa, se hunde. Europa se
derrumba, el occidente cristiano, el bastión de la civilización, está siendo
aniquilado… pero no es la primera vez. España ya salvó a Europa de la
islamización hace siglos, fue la primera que se alzó contra Napoleón iniciando
su declive, y volverá a ser punta de lanza contra esta demolición controlada, y
hace décadas planeada, de las naciones europeas.
Aquel líder
prohibió a su pueblo borrar de su memoria su propia historia, y ese fue su
primer acto de rebeldía. Ese pueblo despertó y se elevó por encima de todas las
naciones de Niburu. A los españoles, esos que planean convertir Europa en
Eurabia y someter a un régimen totalitario, bajo un único gobierno mundial, a
los que sobrevivan a esta invasión tercermundista, nos ha negado con su UNESCO,
sus medios de comunicación y la complicidad del régimen traidor del 78, el
conocimiento de nuestra propia y grandiosa historia, nos han negado y falseado
nuestras raíces… Pero nuestras raíces son demasiado antiguas, fastuosas y
admirables; y el alcance de nuestra influencia demasiado magnífica. El mundo
entero conoce las gestas que -cuando los españoles estuvimos unidos-
acometimos. Y no pueden ser borradas.
Hoy somos un
pueblo fragmentado, desorientado, estamos en estado de shock, pero todo tiene
arreglo menos la muerte, y de no reaccionar nos abocamos a ella, o a un destino
aún peor: la esclavitud. Es imperativo que despertemos, que comencemos nuestra
rebelión contra la psicópata tiranía que desde la UE nos somete.
Españoles:
recuperad la historia de nuestra patria, guardadla, transmitidla, legadla, y
JAMÁS borradla de vuestra memoria, porque toda ella son nuestras raíces y es la
verdad. Y solo la verdad nos hará LIBRES.
Chía.