QUE DEJEN LOS LIBERALES DE DECIR GILIPOLLECES HISTORICAS.


Acabo de ver en esa cadena de televisión derechosa que se llama “Intereconomía”, un programa sobre la gran obra social que realizó LA FALANGE y sus Nacional Sindicalistas durante el régimen que surgió después de la Victoria militar en la contienda transcurrida desde el 18 de julio de 1936 al 1º de abril de 1.939, y no me queda más remedio que reflexionar y concluir que es cierto que aquel no era “nuestro” régimen, que es cierto que no se llegó a lograr el Estado Nacional Sindicalista, y que es cierto que los puritanistas por un lado y los progres por otro, nunca reconocerán que la aportación de los Falangistas, haciendo tangible parte del Espíritu revolucionario del Nacional Sindicalismo, hizo posible una obra social que no tiene parangón en ninguna época y en ningún lugar del mundo. Sí es cierto que no fuimos a las trincheras simplemente para derrotar a la antiespaña de izquierdas y derechas que teníamos enfrente, y también es cierto que esa Victoria militar fue rápidamente manipulada por derechosos, liberales y monárquicos. Pero no es menos cierto que a pesar de los pesares, nuestros mayores políticos pusieron todo su énfasis en servir a España, porque lo más cierto es que España es nuestra Patria y a Ella servimos sea cual sea el régimen. 
Sí estamos orgullosos de nuestros primeros y segundos Falangistas que cuando empezaron a “parir” nuestro Nacional Sindicalismo dieron de forma generosa su sangre tiroteados por izquierdas y derechas, de la misma forma que estamos orgullosos de la forma en que devolvían los disparos. También para nosotros es un ejemplo la manera en la que se transformaron en soldados y ocuparon por voluntad propia y permanentemente los puestos más duros en los campos de batalla. También es para nosotros un honor que los mejores escritores, periodistas y poetas mezclaran las espadas victoriosas con las plumas de la cultura y las herramientas de labor al servicio de la Revolución Nacional Sindicalista. 
Sí estamos orgullosos de nuestra Historia, aunque no se lograse todo cuanto se quería, y debe servir de ejemplo el que al margen de entorchados, por encima de todo está España, y con este Imperial sentimiento no dudaron los Falangistas en aprovechar todos los medios posibles para dignificar la vida de los trabajadores, hasta entonces destinados a ser esclavos del liberalismo y a ser envenenados por el marxismo. 
El programa de “Intereconomía” en cuestión procuró por todos los medios comparar las ventajas de entonces con la triste realidad de hoy día, pero el presentador no dijo nunca ni la palabra “Nacional Sindicalista” ni la palabra “Falangista”; es más, para disimular la autoría de toda la ingente obra social, llegó a llamar a José Antonio Girón de Velasco ni más ni menos que “socialista”. 
Hagamos algo de memoria lo que supuso esta obra social: 
El Ministerio de Trabajo, aportando el contenido laboral y sanitario del Instituto Nacional de Previsión (INP), creado en la época del general Primo de Rivera y que hasta entonces tenía un sentido de aportación voluntaria; Las Obras Sociales 18 de Julio, desde donde se asignaban pensiones sociales y sanitarias a las personas que no tenían la posibilidad de trabajar debido a su edad o deficiencias físicas o psíquicas. Los Centros de Formación Profesional, las Escuelas de Aprendices y Peritos y las Universidades Laborales, donde hombres y mujeres se formaban profesionalmente mientras adquirían cultura; Los Montepíos Laborales y Mutualidades de Trabajo, donde los trabajadores, más el aporte de la Seguridad Social, tienen cubierto el 100% de su poder adquisitivo en caso de desgracias físicas y poder cobrar las pensiones de toda índole eligiendo las nóminas más altas y que además garantizaban el abono total de cualquier prótesis, gastos odontológicos y oftalmológicos. La Ley del Sistema de Puntos para proteger a las familias cobrando dinero por hijos y cónyuge. Las asignaciones a modo de pago único por matrimonio y nacimiento de hijos. Los seguros por defunción y sepelio. El Sistema de Participación Sindical en las Cortes de la Nación donde los trabajadores elegidos por sus compañeros tenían voz y voto. El seguro de desempleo que casi nadie usaba porque el sistema sindical no permitía el despido de los trabajadores y en caso de finalización del periodo de empleo temporal automáticamente eran colocados mediante bolsas de trabajo que tenían los propios sindicatos, llegando a lograr en el año 1961 el pleno empleo e incluso el pluriempleo. Las bajas por maternidad y previsión del riesgo durante el embarazo de la mujer. 
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales. La medicina preventiva, el servicio sanitario en las empresas, la medicina y los médicos rurales. La expansión del servicio farmacéutico. Las becas, entonces sin límite (se exigía únicamente ir aprobando los cursos para que, dependiendo de la puntuación se tuviera derecho a beneficiarse de ellas en sus diversos grados). 
Para que todo esto fuera posible, fue determinante que desde 1936 a 1977 estuvieran un puñado de Falangistas ideando y empujando esta obra y no sin dificultad, ya que cuando se liberalizó la economía al final de los años cincuenta, los ministros liberales trataron de torpedear cada iniciativa. Pero al final, aunque no se hicieran realidad todas y cada una de la pretensiones Nacional Sindicalistas, se alcanzaron muchos logros sociales, como consecuencia de todo este afán de nuestros viejos camaradas y además, por el Espíritu de Servicio a la Nación, se consiguieron las bases sociales, culturales y económicas que conformaron lo que, hipócritamente, se llamó el “milagro español” de los años sesenta. ¡De milagro nada!, ideas, esfuerzo y servicio de los Falangistas, aunque bien es verdad que visto desde la mirada de los liberales las palabras ideas, esfuerzo y servicio a la Nación no dejan de ser “milagrosas”. Dios existe y hace milagros, pero la Obra al servicio de España y de los españoles tiene un único autor ¡LOS FALANGISTAS!. A Dios lo que es de Dios y al Nacional Sindicalismo lo que es del Nacional Sindicalismo. 
Y mientras los Falangistas hicieron todo y más de lo citado, los liberales controlando la economía para beneficiarse de sus rentas y los marxistas pegando tiros y poniendo bombas por medio de esas bandas de forajidos y ladrones que pasaron a la historia con el nombre de “Maquis”. 
Esta es la verdadera historia, para que se enteren los demócratas y los progres millonarios que tanto homenajean al malvado y masón Juez Garzón.

¡¡¡VIVA LA REVOLUCION NACIONAL SINDICALISTA!!!

¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

Fdo. Carlos Rodríguez

Jefe Nacional del TNS.