A Mariano le ha salido bien, por Fernando Paz

A Mariano le ha salido bien, por Fernando Paz

Mariano RajoyA Mariano Rajoy le ha salido bien. Su victoria, cimentada en la baja participación, revela un cansancio y desentendimiento por parte de la población que le ha permitido aumentar la representación. Eso, sumando al miedo que ha sembrado en los propios, le ha proporcionado catorce escaños más que en diciembre.

La prolongación de la estéril legislatura pasada y la repetición de las elecciones le ha venido bien a Rajoy, quien calculó acertadamente que acudir a unos nuevos comicios potenciaría sus posibilidades. Que la gente se aburriría de castigarle y que, en definitiva, tampoco los que vienen son mucho mejores.
Se desvaneció el sentido de la novedad, perdió su lozanía, su fuerza, su empuje, todo lo que en su momento potenció la aparición de las llamadas fuerzas emergentes. Rajoy parece persona incapaz de todo gran ideal y desarrollar otra cosa que una política mezquina, subalterna, pero hay que reconocer que en el manejo de daga florentina y del navajeo corto sabe lo que se hace: en la política con minúsculas. La realidad parece darle la razón.
Cuando se negó a postularse para presidente del gobierno muchos se lo recriminaron, pero él se mantuvo firme porque sabía que, en primer lugar, no iba a reunir una mayoría suficiente e iba a ser humillado; y, en segundo, que al servir su candidatura de engrudo para unir a las más variopintas agrupaciones en el odio al PP, podía propiciar un gobierno de izquierda y nacionalista.
Pedro Sánchez ha triunfado en la elección que de veras le importaba: su enemigo no era Rajoy, sino Iglesias, al que ha impedido superarle
Pedro Sánchez ha triunfado en la elección que de veras le importaba: su enemigo no era Rajoy, sino Iglesias, al que ha impedido superarle; y Susana Díaz, que ha perdido frente al PP en Andalucía.
Pero el resultado, siendo mejor para Sánchez que para el PSOE, le sitúa en una posición diabólica; no puede intentar formar un gobierno con el apoyo de Podemos -que no puede funcionar y que, probablemente, no se pueda conformar, pues necesitaría de muchos y variopintos apoyos externos-; y tampoco con Ciudadanos; por otro lado, no puede cargar con la responsabilidad de una tercera convocatoria de elecciones, ni formar parte de un gobierno del PP, de modo que no hay otra alternativa que la abstención ante un gobierno del PP más Ciudadanos. Es de suponer que el PSOE exigiría para tomar esa postura política que C´s entre el gobierno para no apoyar un gobierno exclusivamente del PP.
Lo que está por ver es qué papel va a jugar Mariano Rajoy, pero tras los resultados electorales le va a ser muy difícil a quienes quieran ser sus socios exigirle que se “ponga de perfil”. Ciudadanos esta misma noche electoral ha comenzado a cambiar su discurso y a olvidarse de su exigencia de que Rajoy se marche, para hablar de “proyectos”. C´s se sentará a hablar con Rajoy y, de un modo u otro, terminará apoyando un gobierno del PP. Con Rajoy, por supuesto.
No es descabellado considerar que el resultado del PSOE le debe bastante a un trasvase de voto de IU
Pero el gran perdedor de la noche ha sido Pablo Iglesias. Incapaz de superar al PSOE, algo que le daban todas las encuestas, parece que ha encontrado su techo. Además, Iglesias, innegable activo de Podemos, puede haberse convertido en un factor limitante, generando un rechazo muy grande entre los socialistas y los comunistas, hasta el punto de que no es descabellado considerar que el resultado del PSOE le debe bastante a un trasvase de voto de IU. Muchos electores de la coalición comunista detestan a Podemos, básicamente debido a la prepotencia discursiva de Iglesias.
Pero, sobre todo, este tipo de partidos necesitan de la magia del triunfo, de la sensación de invencibilidad, y esa magia ha desaparecido; el hechizo parece haberse roto.
Iglesias sabe que nunca llegará al gobierno por la vía de las mayorías, por eso hay que prestar especial atención a la ingeniería política que pueda desplegarse desde la formación de ultraizquierda.
Aún así, no olvidemos que todos los partidos mantienen un discurso que el PP ha asumido como propio, un discurso declaradamente progre y que converge en los temas fundamentales de forma abrumadora, en temas básicos como la estructura del Estado, educación, familia, justicia, Europa, economía…
El 43% del censo está compuesto por menores de 45 años, que asumen de forma mayoritaria el, por otro lado, único discurso político que hay: el de Podemos. Y, no nos engañemos, frente a eso no hay nada. Absolutamente nada.