Blanquerna: lo que no le puedes contar a un niño

Blanquerna: lo que no le puedes contar a un niño




Señor Juez -y perdón por las mayúsculas-, no puedo escribir la palabra justicia sin esbozar una sonrisa. Señor Juez, disculpe mi atrevimiento, pero usted no estudió su carrera para esto. Señor Juez, explíquele usted a mis hijos que dos más dos ya no suman cuatro. Que España es ahora el país donde el sol de la indecencia nunca se pone. Que la justicia mira por el rabillo del ojo para ver quién está en frente, y sobre todo quién está detrás, y que la justicia ya no tiene los ojos vendados más que para la Verdad. La que se escribe con mayúsculas. O sea, la de verdad.

Explíqueles que alzar la voz por tu patria es peor que cada uno de los muertos de ese traidor que hoy se pasea por Irlanda y que lleva el caos en el nombre y en los restos de alma que le queden.
Señor Juez, explíquele a mis hijos que deben olvidar el quinto mandamiento, y dejar de honrar a su padre y a su madre, o sea, a su Patria, y no  hacer nada cuando los traidores a España quieran asesinar su país, decapitar su honor de españoles, asfixiar su amor por la bandera de sus abuelos y ahogar las raíces que yo, orgulloso, les entregaré cuando nazcan.
Explíqueles que es mejor vivir sin orgullo. Explíqueles que pueden insultar a los que rezan a Dios en las capillas, y que pueden mirar para otro lado cuando vean sobres y maletines que van y vienen, pero que jamás se les ocurra mover un dedo por la mejor herencia que les dieron sus ancestros. España. La patria, que no es tierra, sino los hombres nutridos por esa tierra.
Señor Juez, nuestros mejores camaradas no entraron en Blanquerna por odio, sino por amor. Las mentiras que llevan años escuchando sobre nosotros no les dejan ver la realidad. Los criminales no están enfrente de ustedes, sino que los tienen detrás. 
Los patriotas que van a encarcelar, cuando salgan, darían la vida por salvarlos a ustedes, a los mismos jueces que los han encerrado, solo por ser españoles. Porque entienden la Patria como una Hermandad de espíritu -de destino en lo universal, diría nuestro Jefe eterno-, que lleva a practicar la más alta de todas las justicias. El perdón.
Cuando salgan de prisión volverán a luchar por ustedes, señores Jueces -perdón por las mayúsculas-. Por que sus hijos tengan una familia en la que guarecerse, un municipio en el que arraigarse y una Patria que los acerque a entender su misión en la vida y a tocar a Dios en lo tangible, en lo concreto, en los compatriotas que, como ustedes, los meten en la cárcel.
Porque nosotros amamos a España a pesar de sí misma.
Porque los de Blanquerna son -no me cansaré de repetirlo- lo mejor de nosotros mismos.
Los héroes que algunos intentamos aprender a ser.
Los héroes que lo son, precisamente, porque no quisieron ser héroes. Sólo españoles anónimos que aman a su Patria.
Los héroes que no se dan la vuelta ante las puertas de la injusticia y la ingratitud.
Los que no miran de reojo para hacer lo que es correcto.
Yo les contaré a mis hijos lo que significa Patria -aquí sí que pueden usar mayúsculas sin sonrojarse-.
Lo que significa Honor. Lo que vale un juramento.
Porque todo lo que no puedes contarle a un niño... es mentira.

FE Cantabria