La mujer ha muerto. Vivan las tías. Por Clara Méndez

La mujer ha muerto. Vivan las tías. Por Clara Méndez

Una de las agresoras echa agua al arzobispo.
El 8 de Marzo ha sido instituido internacionalmente como el día de la mujer trabajadora. Miles de mujeres han salido a la calle reivindicando derechos y reclamando igualdad. Pero esas mismas féminas no son conscientes de que están siendo manipuladas y que en nombre de esa igualdad que reclaman están siendo desposeídas de las cualidades que le son propias.
  
Sólo nosotras hemos sido bendecidas con el don de dar la vida, y sin embargo en el mundo actual la mujer ve como una carga el traer hijos al mundo. Prefiere un trabajo porque cree que así es más libre, más independiente, sin caer en la cuenta que no es ella quien decide, sino que el sistema ha hecho que obligatoriamente se haya tenido que incorporar al mercado laboral como mano de obra barata porque no le queda otro remedio.

Con esto no quiero decir que tengamos que estar en casa y con la pata quebrada, sino que podamos tener el derecho real a decidir sobre cómo queremos desarrollar nuestra vida.

Y en estas circunstancias. las pocas privilegiadas que tenemos esa capacidad de decisión somos vistas por el mundo actual con cierto desprecio en tanto en cuanto nuestra decisión es la dedicación a nuestros hijos y a nuestra familia.

Para acompañar la libertad de la que disfrutamos han creado una serie de leyes como el aborto que hace a la mujer una víctima de sus propios actos y la convierte en mero objeto.

La ley de Paridad que presentan como un gran logro, y sin embargo es un reconocimiento implícito por parte de nosotras mismas de que somos, según dicen, el sexo débil, en otro caso, cualquier mujer que se respete a sí misma se negaría a estar puesta en un sitio por decreto, en vez de por su valía profesional y personal.

Y así muchas otras leyes que hacen una discriminación positiva de la mujer, pongo como ejemplo la de la violencia machista. Claro está que es intolerable que se ejerza cualquier tipo de violencia sobre la mujer, pero eso no se puede remediar con una ley tan injusta como ineficaz. Luego están las iniciativas que rayan la estupidez como querer castigar el piropo por considerarlo humillante.

Hasta aquí las conquistas del feminismo radical que al grito de "Nosotras parimos nosotras decidimos", “Quitad vuestros rosarios de nuestros ovarios", profanando  iglesias a sujetador quitado,  pretenden crear un mundo dominado por miembras y jóvenas, que no son más que maneras de embrutecer a la mujer social y culturalmente.


Clara Méndez.