Sirios y refugiados, por Javier García Isac   

Sirios y refugiados, por Javier García Isac    
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La “tontuna” que padece España y muchos españoles es inagotable. La última gilipollez, memez o idiotez de los políticamente correctos es manifestarse en una treintena de ciudades reclamando que les sean enviados, a la mayor brevedad posible, el mayor número de refugiados. No entiendo esa manía de querer tanto a los de fuera, mientras despreciamos y humillamos a los de dentro. Nos siguen engañando con la terminología aunque nada de esto sea nuevo. Hace unos años, cuando ETA mataba y asesinaba, eran fascistas o nazis. Ahora que vuelven a ser amigos y admirados como lo fueron hasta bien entrados los años 70, son hombres de paz o antiguos luchadores por la libertad y la democracia.

En la actualidad ya no hablamos de inmigración o inmigrantes, queda más vendible hablar de refugiados necesitados, aun a sabiendas de que es mentira, aun a sabiendas de que no lo son. Todos ellos saben que es considerado refugiado aquel que solicita asilo y protección en la primera frontera que encuentra una vez sale del país o zona de conflicto y este no es el caso que nos ocupa. Se reconoce que en muchas ocasiones recorren hasta siete naciones distintas hasta solicitar protección en uno de ellos que casualmente suele ser aquel que más ayudas sociales entrega.

Es un insulto al auténtico refugiado que sigamos utilizando esta terminología erróneamente. Es cierto que en España tenemos pocos de los mal llamados refugiados, entre otras cosas, porque su destino preferido suele ser otro. Es ridícula la pancarta en inglés que sigue colgando de la fachada del ayuntamiento de Madrid, para empezar, si de lo que se trataba era de dar la bienvenida a refugiados sirios, deberían haberla puesto en árabe. Hasta en esto son imbéciles.

Deberían haber realizado una encuesta entre los manifestantes para saber cuántos de ellos estaban dispuesto a acoger “refugiados” en su casa sin saber nada del sujeto objeto de la acogida o en el peor de los casos, cuanto de su nómina estaban dispuestos a ceder para su manutención. Mucho me temo que el resultado de dicha encuesta sería decepcionante para todos. A la izquierda le gustan mucho los macro proyectos pero siempre y cuando los paguen otros, nunca con dinero propio. Parece que tuvieran cocodrilos en los bolsillos, jamás pagan una ronda. Muy amigos de lo ajeno y muy poco dado a compartir lo propio excepto en eslóganes rimbombantes y vacíos.

También llama la atención como la mayoría de los mal llamados refugiados son hombres jóvenes y no mujeres o ancianos que son los más afectados en zonas de conflicto. Posiblemente el inmigrante sea el más inocente de toda esta historia. Sin él saberlo, forma parte de un proceso de ingeniería social origen de la crisis de nuestra identidad y cuyo objetivo último es socavarla.

Definitivamente Europa no está ante una crisis de refugiados, está ante una crisis migratoria provocada para diluir su identidad. España es cómplice de un plan trazado que busca la sustitución de su población por una mano de obra más barata y asequible y que nadie lo dude, los más afectados serán las clases más desfavorecidas a las que ahora se manipula y exige que dé la bienvenida a unos refugiados que no acaban de llegar, pero que están a las puertas. Lo de menos será la nacionalidad. Lo importante es que sean de donde sean, lo políticamente correcto lo llamará refugiado cuando es inmigración.

Javier García Isac