España, Franco y la ETA, ¿qué nos queda?, por Javier García Isac


Cuando todo un parlamento está más preocupado en abrir tumbas, remover cadáveres y en sucesos pasados hace más de 80 años, que en el paro, la corrupción, la soberanía, la falta de liquidez del estado, el terrorismo islámico, la educación o el permanente desafío secesionista, es que está todavía más enfermo de lo que podríamos llegar a pensar o imaginar. Que la izquierda desee ganar en los despachos una guerra que ellos provocaron y que no fueron capaces de ganar en el campo de batalla, entra dentro de lo plausible, más teniendo en cuenta que se trata de la izquierda española, siempre traidora, cobarde y ruin.

Esa izquierda tan compresible con ETA y GRAPO, y siempre deseosa de pasar página de crímenes recientes, pero no de sucesos mucho más antiguos donde ellos fueron actores más que necesarios. Pero que todo esto lo hagan con la complicidad y la colaboración de aquellos que tienen la obligación moral de defender la verdad histórica que conocen sobradamente, entra dentro del capítulo que podríamos denominar esquizofrénico.
El Partido Popular fue fundado por un ministro de Franco. Gran parte de su electorado lo creó o no el propio partido, y equivocadamente o no, lo votan muchos de aquellos que saben y recuerdan que en España el ir a misa, el ser católico o el pensar diferente, te podía costar la vida. Muchos que consideran que la democracia de la que hoy disfrutan, fue gracias a un régimen que trajo la paz, la libertad y el desarrollo y sentó las bases de una España moderna que se está tornando en rancia y asfixiante.
El gobierno del Partido Popular es responsable directo de lo que suceda a partir de este momento por no haber derogado la sectaria Ley de la Memoria Histórica. Y lo cierto es que creo que le importa bien poco. Nunca quiso entrar en el debate ideológico. Pretenden hacerse perdonar por su propia existencia, y aquí es donde se equivocan. Para la izquierda de este país, el Partido Popular no merece existir. Hagan lo que hagan, la izquierda solo desea súbditos que acepten como normales, comportamientos que no lo son, o pensamientos ideológicos trasnochados y pasados de moda. Que los más “valientes” anti franquistas hayan esperado 40 años para atacar a Franco, nos da una idea de lo mierdas y cobardes que son, pero que la otra mitad del parlamento permanezca en silencio y mirando a otro lado, solo nos hace pensar que ninguno de ellos son la solución para los problemas reales que tiene España.
El hombre de a pie, el ciudadano de la calle debe empezar a buscar “refugio” en otras opciones que no están representadas en el parlamento español, el cual solo produce tristeza, vergüenza y bochorno. Cada vez está más clara y extendida la idea del pensamiento único, de la dictadura de lo políticamente correcto. Todos parecen muy distintos, pero son parte de lo mismo.

En un futuro no muy lejano, la lucha, la disputa, será entre dos bloques bien diferenciados. Por un lado, globalismo o mundialismo, donde estaría el actual parlamento español al completo junto con las elites dirigentes y los mercados, y en otro, donde estaríamos el resto, los que no estamos dispuestos a abandonar nuestros principios y creencias, los que pensamos que una España mejor es posible, y donde no damos por bueno todo lo que se nos cuenta. Todos aquellos que ponemos en duda que nada se pueda hacer para cambiar las cosas, lo que no nos resignamos a dar la batalla por perdida. Este es el bloque de los patriotas.