¿Sistema democrático o policial? Por Simón de Monfort

¿Sistema democrático o policial? Por Simón de Monfort

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No puede uno menos que cabrearse cuando le llegan noticias de periodistas o personas que quieren acudir a Iraq, y son amedrentados por la policía política del Estado para impedírselo con coacciones.

Vamos a ver, las personas son garantes de unas libertades y derechos que ningún Estado ni policía al servicio de este puede coartar . Los servicios de seguridad como las fuerzas armadas están para velar por la seguridad y defensa de los ciudadanos, y por extensión de las propiedades y territorio del que esos ciudadanos son soberanos. Del mismo modo que cuando las fuerzas policiales no alcanzan a evitar un crimen o allanamiento, el ciudadano tiene el derecho a la autodefensa, a defenderse a sí mismo y sus propiedades con la proporcionalidad y límites que marquen las leyes, cuando el conjunto de países con sus fuerzas armadas no son capaces de evitar genocidios o de defender poblaciones bajo la barbaridad de terroristas o tiranos, o incluso son cómplices de apoyar terroristas por acción o por omisión, toda persona tiene el derecho de acudir en auxilio de los perseguidos y hacer lo que esté en su mano para auxiliar o ayudar, bien sea en lo espiritual, en lo sanitario, educativo o con la fuerza de las armas.
 
Es un derecho e incluso una obligación moral no permanecer impasible, sí ese crimen se comete en Arganda o en la misma China. Y no tiene legitimidad alguna ninguna policía para tratar de evitar la obligación de Socorro que toda persona tenemos, pues en ese caso se convierte en cómplice de los genocidas, y debiera por ello comparecer ante tribunales competentes.

Está muy bien y es su trabajo, derecho y obligación que los servicios de información e inteligencia traten de controlar las personas que acuden a lugares "calientes" para saber de motivaciones etc, es una forma también de evitar que se engrosen las filas de los terroristas. Pero quitado de ese afán de información, que no es más que un mero control en favor de la seguridad de los ciudadanos, el pasar a impedir que se acuda en auxilio de los perseguidos, sea para informar, sea para atender o para proteger... Es entrometerse en las libertades de quienes quieren ayudar y además condenar a más sufrimiento y ostracismo a las víctimas.

En este sentido se distinguen países como EEUU con marcado sentido de la libertad de sus ciudadanos, o como Francia etc países que seguro tratan de controlar quien y para que acude o vuelve, pero que respetan totalmente la libertad de sus ciudadanos. Otros países menos garantistas y usurpadores de los derechos y libertades de sus ciudadanos, tratan de tutelar de forma autoritaria cualquier intervención.

En España por la falta de separación de poderes, extremó este que atenta contra los pilares del Estado de derecho, ya que tanto las autoridades judiciales como las policiales son elegidas y dirigidas por los políticos de turno, hace que esos jueces y policías no estén al servicio de los ciudadanos como verdaderos soberanos del Estado, sino al servicio y bajo las órdenes de la casta política, con diferentes y oscuros objetivos a los del pueblo. Contaminando de intereses y corrupción todas las instituciones y carcomiendo al propio sistema democrático. Las medallas, ascensos, sobres y directrices vienen todas del poder político, herméticamente blindado mediante los partidos políticos, dejando de esta forma fuera de toda intervención directa o mediante gremios, sindicatos o asociaciones al pueblo.

Es por todo ello y porque por encima de decisiones policiales, políticas interesadas e incluso leyes temporales, está la obediencia a la Justicia, la Libertad y la conciencia. Que no vamos a dejar amedrentarnos ni por el Daesh, ni por los cómplices por acción y por omisión que permiten sigan cometiendo crímenes. 

Sabiendo no hay leyes españolas que incumplamos viniendo a combatir a. Daesh en Iraq y Siria, y que sí las impusieran serían injustas, no van a pararnos.

Y la opinión pública debiera saber como de forma mafiosa agentes de policía se extralimitan tratando de imponer sus criterios, por encima de leyes. Eso se llama prevaricación y nos reservamos el derecho de denunciar ese atropello.
Por otro lado viene bien una cierta criba para los candidatos, de forma que sí no son capaces de superar ciertas presiones injustas por cuenta de estos entrometidos, difícil tendrían superar aquí pruebas mayores. Por lo que por un lado tranquilidad a los candidatos y por otra dar las gracias a los policías por facilitarnos esa labor de selección, donde los débiles y cobardes puedan quedar en el camino. 

Seguimos avanzando pese a atropellos, sabotajes, ataques y traiciones. Eso significa que nuestra lucha es justa y no hay rendición posible. Victoria o muerte.
 

Saludos en el mes de María
Simón de Monfort     
(Desde el frente de batalla, en la lucha contra el DAESH) 

Aquí tienes su página de Facebook desde la que narra su gesta