DESPUÉS DE MUERTO. Por J.L. Antonaya

DESPUÉS DE MUERTO. Por J.L. Antonaya

 

El PSOE siempre ha tenido una compulsión enfermiza por la profanación de tumbas y por los rituales macabros. No se sabe si por simple miseria moral o por su obediencia masónica, lo cierto es que cada vez que la banda fundada por Pablo Iglesias - el viejo, no confundir con el Chepas - ha tenido mando en plaza, siempre han salido a relucir fosas, huesos y tumbas.

 

 

Las imágenes de los aguerridos milicianos socialistas profanando tumbas de conventos y exhibiendo los cadáveres de monjas son un clásico de la iconografía de la Guerra Civil. Los pesoeros siempre han sido aficionados a ensañarse con los cadáveres de sus adversarios.

 

 

El actual inquilino monclovita se ufana ante su club de charofans de haber profanado los sepulcros de José Antonio y de Franco y de sacar de sus tumbas a los generales vencedores en la Guerra Civil. El PSOE ha convertido las lanzadas a moro muerto en una disciplina olímpica.

 

En el nuevo año que ya asoma por el horizonte sus feos presagios y su desafortunada rima, se cumplen 50 años del fallecimiento en una cama de la Seguridad Social - sí, esa que según el PSOE fundó Felipe González -del octogenario estadista objeto de las obsesiones y pesadillas del asaltatumbas monclovita.

 

 

Y, como era de esperar, Sánchez y sus secuaces ya han preparado toda una agenda de aquelarres y payasadas con motivo del Aniversario. Para darle un toque más grotesco aún al asunto, parece ser que el borbónico planchabragas participará en las celebraciones para denigrar a aquel a quien debe la corona. Todo muy en el obsceno estilo del Régimen del 78.

 

 

Con los excesos de vileza llega un momento en que, además de asco, dan risa.

 

 

J.L. Antonaya

 

Extraído de:

LA TRINCHERA DISIDENTE — Teletype