¡VIVA LA PEPA! (Otra mentira de la democracia). Carlos Rodríguez

¡VIVA LA PEPA! (Otra mentira de la democracia). Carlos Rodríguez

                 Corren días en los que se conmemora el 200 aniversario de la Constitución de Cádiz, popularmente conocida como “la Pepa”.


         Nadie se acordaba de ella, a todo el mundo le traía sin cuidado, es más, la mayoría ni sabía que existía, cuando de repente y mira tú por donde, todo quisqui la pondera hasta el orgasmo. Ha bastado que los medios engañabobos de la democracia se pusieran en marcha para que de una manera u otra todos la celebren, incluidos los separatistas, en cuanto a las libertades individuales y no, ¡claro está!, al sentido unitario de todos los españoles. Todo son elogios y festejos conmemorativos que lo único que demuestran, es el poder de manipulación que tiene la democracia y el poco criterio que tienen los demócratas. Mención especial se merece el ridículo espantoso que hizo, como siempre, el monarca, leyendo todo lo que le ponen delante sin preocuparle lo más mínimo lo que lee.  
         La propaganda hecha a la afamada “Pepa” se basa en cuatro mentiras que a continuación vamos a desgranar y demostrar que eso es lo que son, mentiras:

          1ª MENTIRA.

         La Constitución de Cádiz, no es la primera hecha para España, aunque sí en España, ya que con fecha 7 de julio de 1808 se elaboró la primera Constitución Española en Bayona (Francia) por orden de Napoleón Bonaparte, entonces invasor y emperador de España. España estaba mangoneada por José Bonaparte - por otro lado, mejor gobernante que todos los borbones juntos-, mientras la familia real española estaba gozando un dulce cautiverio en Francia, cuando se reunieron con unos cuantos leguleyos y mandamases franceses y redactaron y proclamaron la primera Constitución Española.

         No nos vamos a meter en análisis sobre esa Constitución, ni sobre la actitud de los monarcas borbones, pero históricamente hay una cosa cierta, fue la primera Constitución Española, por lo tanto la de Cádiz no lo fue.

          2ª MENTIRA.

         “La Pepa” no era una constitución nacional, sino una Constitución monarcal, la prueba está en lo que promulga y decreta, que literalmente citamos: “Constitución Política de la Monarquía Española”. Creemos que queda claro.

         El Titulo primero del Primer Capítulo está compuesto por cuatro artículos que son los siguientes:

          ARTICULO 1º.
          La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”. Hemisferio significa la mitad de la esfera y al decir “ambos” se supone que quieren decir “todo el mundo”, más fácil hubiera sido decir “de todos los españoles” pero eso ya lo era hacía muchos años, por tanto, ya estábamos constituidos y esto lo decimos para aclarar las tonterías que dicen que España, en ese momento, tomó conciencia de Nación. Creemos que los que así piensan tendrían que leer un poco a nuestros geniales clásicos del Siglo de Oro, ellos decían “España y españoles”.
         
          ARTICULO 2º.
          La nación española es libre e independiente y no puede ser patrimonio de ninguna familia o persona”. Resulta que España entera estaba invadida por las tropas francesas, el pueblo llano luchando por la independencia mientras un grupo de privilegiados se reúnen para “decidir” que somos una Nación Independiente. Algo no cuadra, sobre todo si tenemos en cuenta que después de la “sesuda” declaración de un grupo de señoritos no se produce una autentica declaración oficial de guerra contra el invasor. ¿Por qué no se hizo?, puede ser que porque la Constitución de Cádiz se acoplaba lo mismo a una España libre que a una España bajo el dominio de la espada de Napoleón?. Al fin y al cabo, un Emperador es el que ejerce legalmente su poder sobre varias Naciones. Libres de franceses o libres componentes del imperio de Napoleón y sobre todo si tenemos en cuenta que Napoleón era un emperador gobernante y no regente.

          ARTICULO 3º.
         “ La soberanía reside esencialmente en la nación y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”.

          ARTICULO 4º.
         “ La nación está obligada a conservar y proteger las leyes sabias y justas de libertad civil, la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”.

         Bonito, sí, pero incorrecto y estúpido porque con el diccionario en la mano, individuo significa, además de persona, cada uno de los componentes de un rebaño o sociedad gregaria de animales ¿Por qué no se cita en este caso la palabra españoles como promulga el articulo 1º? ¿Seguirán pensando en Napoleón y en los “individuos” franceses?. Ya hemos dicho que existen claros indicios de que los allí reunidos eran una panda de afrancesados que temían perder sus privilegios, la prueba es que para lo único que sirvió la Constitución de Cádiz fue para dar alas a los independentistas de los territorios españoles de ultramar. Tan masón era Napoleón como San Martín como los constitucionalistas de la España Americana y Filipinas. Todo quedaba en casa y esa casa no era precisamente española.

         Comulgamos con el articulo 6º,7º y 8º en los que se habla de la Patria de todos los españoles, esta vez no dicen individuos, de su amor y de su defensa incluso con las armas. Pero ¡ojo! con el contenido del artículo 9º que dice textualmente: “Está asimismo obligado todo español a defender la Patria con las armas cuando sea llamado por la Ley”. ¿Cómo podemos interpretar este artículo en relación con la guerra de la Independencia? Como la Ley no llama a la defensa de España contra los franceses, resulta que según “la Pepa” esta era una guerra ilegal o ilegitima. La monarquía ha sido artífice de complicidad con la invasión Napoleónica a través de su ministro, Godoy. En la fecha en la que se redactó la Constitución de Cádiz, España llevaba cuatro años de guerra contra el invasor y la guerra contra los gabachos ni fue declarada por la monarquía ni mucho menos por los políticos que se atribuyeron el derecho de hacer una constitución por su cuenta y para su beneficio. La guerra fue declarada por los Municipios a través de sus alcaldes. Cada vez estamos más seguros de que los constituyentes lo que deseaban es que Napoleón restaurara la monarquía de Fernando VII como regente de una nación integrante del Imperio Bonapartista y, de esta forma, los ricachones y masones que hicieron la tantas veces citada Constitución de Cádiz mantenían sus privilegios, haciendas y fortunas. Es por este motivo por el que los regentes y gobernantes dejaron entrar a Napoleón hasta la cocina, con ellos como aliados.

         Napoleón conocía muy bien la geografía española y contaba con el beneplácito de sus gobernantes para insertar toda la península ibérica en su imperio sin gastar una sola bala. Pero Napoleón ignoraba que España tenía unos Ayuntamientos, que era donde residía la verdadera voluntad de los españoles. Sabía que los alcaldes eran una panda de “paletos” desheredados de todo tipo de fortuna económica, pero lo que no sabía el general corso era que los alcaldes españoles eran ricos en patriotismo, honor y dignidad y a fin de cuantas, ellos, en alguna medida, eran la Ley.

          3ªMENTIRA.

         “La Pepa” no es tan constituyente ni legislativa como dicen los idolatras de la misma, es mucho más reglamentista y orgánica que constituyente y los 384 artículos que la componen, divididos en ocho Títulos, con sus respectivos capítulos, excepto unos cuantos, la mayoría son burocráticos y orientados a la organización funcionarial de la administración de la Nación. Constaba de algunas obligaciones y derechos, incluso fiscalidad, pero está absolutamente vacía de legislatura. Únicamente regula el reglamento de aplicación de convocatorias y aplicación de leyes que se pudieran hacer en su momentoe, pero nunca nombra su finalidad y mucho menos su contenido.

         Resumiendo, “LA Pepa” crea armazones diáfanos para que se aprueben y se apliquen leyes por hacer, sea cual sea su contenido. En esto sí que es clásicamente liberal, mucha burocracia, mucho artículo, mucha antigüedad pero poca resolución.

          4ªMENTIRA.

         La constitución de Cádiz es liberal en estructura por su antigüedad, pero a la vez es altamente intervencionista en cuanto a las cuestiones que sean beneficiosas para los liberales. Es altamente intervencionista e incluso totalitaria en lo que a la religión se refiere. A este respecto queremos aclarar que en aquella época ni los propios liberales bien intencionados tenían constancia del monstruo que estaban creando. Aunar relativismo, palabrería liberal, religión y masonería es altamente peligroso. El Vaticano tardó medio siglo más en darse cuenta, y fue en el período de los grandes Papas comprometidos con la Doctrina Social de la Iglesia, cuando vinieron las amonestaciones, primero, por ser antagónica la idea relativista del liberalismo con la idea absoluta de la existencia de Dios, y después las excomuniones por ser también incompatible la Doctrina Social de la Iglesia Católica con la explotación del hombre por el hombre. Hasta entonces, los poderosos utilizaban la Religión Católica como cómplice de sus abusos en coordinación permanente con los monarcas, también elegidos por la “gracia de Dios", de ahí su totalitarismo católico en la siempre citada constitución de Cádiz.

          El Artículo 12 de “la Pepa” dice textualmente:
          La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra. Esto, unido a una parte del artículo 47 que dice que todos los acuerdos con intervención parroquial deben ser presididos por el Jefe Político o por el Alcalde, y después de acordado lo que fuere, dice, citamos textualmente, “pasarán a la parroquia con su presidente, y en ella se celebrará una misa solemne de Espíritu Santo por el cura párroco, quien hará un discurso correspondiente a las circunstancias”. Decidnos si esto, además de ser un estado confesional puede considerarse también como fundamentalista católico.

         También interviene el Estado –liberal, claro está- y de forma totalitaria en cuanto a la persona del Rey se refiere y también citamos textualmente los contenidos de los artículos 168, 169 y 170 del Título IV: “La persona del Rey es sagrada e inviolable, y no está sujeta a responsabilidad.”, “El Rey tendrá el tratamiento de Majestad Católica.

         Del rey también se dice: ” La potestad de hacer ejecutar las leyes reside exclusivamente en el Rey, y su autoridad se extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden público en lo interior, y a la seguridad del Estado en lo exterior, conforme a la Constitución y a las leyes.

          En el artículo 171 del mismo capítulo, también correspondiente a las facultades del rey, manifiesta:
 Proveer todos los empleos civiles y militares.”,
 “Mandar los ejércitos y armadas y nombrar los generales.”,
“Dirigir las relaciones diplomáticas y comerciales con las demás potencias, y nombrar los embajadores, ministros y cónsules.”

         Consideramos que lo mencionado es más que totalitario a la hora de atribuir poderes a la monarquía, cosa que se contradice con la soberanía del pueblo.

         También hay una serie de artículos con los que estamos plenamente de acuerdo; en lo que se refiere a que las diputaciones tienen la obligación de crear escuelas y universidades públicas, en donde se enseñe desde leer a escribir, y hasta el catecismo católico a los niños, y las ciencias, literatura y bellas artes a los universitarios, ¿cómo no vamos a estar de acuerdo con que el estado vele por el orden, el saber y la cultura?, pero ésto, lejos de lo que cacarean los liberales actuales, se llama servicio público y es propio de la intervención del estado.

         Si nos hemos atrevido a hacer este pequeño estudio de la Constitución de 1812 no es con ánimo de crítica destructiva, sino que hemos querido demostrar que los que hoy tanto la homenajean o no se la han leído. o no tienen ni idea de lo que dicen, o lo que es más que probable, lo manipulan con sus mentiras.

         Queremos dejar constancia de lo ambigua que es para los defensores actuales de “La Pepa” la libertad. Volvemos a citar textualmente el artículo 371: Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes”.

         ¡Ahí queda eso!, te dejan (y no puedes) hacer lo que quieras dentro de las restricciones que ellos quieran imponer y si no se “establecerán leyes” que te pedirán responsabilidades.

         Enlazando con el contenido de este artículo y la exaltación que hacen de “su libertad” los liberales actuales, queremos llamar la atención sobre la forma en que su voceros manifiestan que gracias a su “Pepita” pasamos de ser súbditos a ciudadanos libres. Otra de sus mentiras. Con lo citado anteriormente queda demostrado el absolutismo unas veces y el totalitarismo otras de esta constitución. Y en cuanto a la libertad, queda más que claro… la que ellos te permitan, pero lo de “de súbditos a ciudadanos” ni ellos mismos se lo creen. Primero porque la tan citada constitución no emplea la palabra ciudadano, en lógica correspondencia a su cultura, porque tenemos que destacar que los redactores de los textos, a diferencia de los políticos de hoy, eran cultos y la palabra ciudadano se refiere estrictamente a ciudad y en general, por lo que no iban a llamar pueblerinos y aldeanos a los que habitaban en pueblos y aldeas y como siempre emplean las palabras españoles y nacionales y cuando les conviene, individuos.

         Con referencia a lo de dejar de ser súbditos, citamos, como siempre textualmente, como proclama la imposición y difusión de esta constitución:

         “ Por tanto, mandamos a todos los españoles nuestros súbditos, de cualquiera clase y condición que sean, que hayan y guarden la Constitución inserta, como ley fundamental de la Monarquía, y mandamos asimismo a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás Autoridades, así civiles como militares y eclesiásticos, de cualquiera clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la misma Constitución en todas sus partes.”

         Conclusión, la actualmente afamada constitución de Cádiz consta de decenas y decenas de artículos burocráticos desprovistos de contenido legislativo y de unos cuantos de intervención del Estado, otros confesionales y otros monárquicos absolutistas. Constitución posibilista para ser aplicada según transcurra la guerra de la Independencia y, por supuesto, nada tiene que ver con lo que dicen de ella, porque era liberal en cuanto a la independencia de los jueces, pero en lo esencial confirma a DIOS, a la PATRIA y al REY y eso es Tradicionalismo Carlista.

         Eso sí, de alguna manera “La Pepa” influyó de forma directa en todo lo acontecido en el siglo XIX, guerras civiles a mansalva y un sin fin de golpes de estado y pronunciamientos, la mayoría de iniciativa liberal, incluso el General Prim cambió de dinastía, porque además de liberal monárquico era anti Borbón. También trajo consigo la llegada de una efímera república de corte masón, Figueras, Castelar y Pi y Margall fueron presidentes de pertenencia masónica. Y además, como se ha citado anteriormente, inspiró a los secesionistas fundadores de las actuales republicas Hispano-Americanas. El siglo XIX fue nefasto en todo el mundo pero en especial para España, aunque algunos se empeñen en denominarlo, como se hace con el siglo XVIII, como el “Siglo de las Luces”.



Carlos Rodríguez.
            

Jefe Nacional del Sindicato TNS.