Mourinho se va, el Gran Hermano respira y España sigue de siesta. Por Jesús Muñoz

Mourinho se va, el Gran Hermano respira y España sigue de siesta (Jesús Muñoz)
 
Pese a ser un apasionado del fútbol y madridista reconocido y reconocible, con la que está cayendo en los últimos cuarenta años en mi querida España, siempre he considerado casi un crimen dedicarle un artículo mío al fútbol con todos los temas de los que se debería escribir a diario, pero reconozco que tras el posiblemente último capítulo del acoso y derribo a José Mourinho, no he podido mantenerme al margen de hacer pública mi opinión sobre un tema del que toda España opina con independencia de, fiel costumbre española, que la mayoría no sabe ni donde le aprieta el zapato, pero aquí el que se calla es que está muerto y hay que demostrar lo vivito que permanecemos aunque se digan memeces y repitan consignas, que otros difunden y propagan, con un apasionamiento digno de mejor causa.
 
No voy a entrar en lo meramente deportivo, ni en los líos de vestuario, ni quiero sucumbir a la tentación de calificar como éxito o fracaso el paso de Mourinho por el Real Madrid, porque me gustaría adentrarme un poco más en el fenómeno socio-mediático-político que ha representado este personaje y que hemos vivido, casi obligatoriamente, durante los tres últimos años en España. No obstante, los que conocemos el deporte de cerca y hemos competido, aunque a niveles situados a años luz del de la Liga Española de Fútbol, sabemos que los triunfos o fracasos a veces vienen señalados, más que por los títulos conseguidos, por los objetivos marcados, por los logros obtenidos según que medios, por la superación personal o colectiva, por los obstáculos encontrados y sorteados a nuestro paso y por la potencia y calidad de los rivales. Vamos, que si me tengo que mojar en valorar como entrenador a Mourinho en estas tres temporadas, le daría un notable alto, y lo que es más importante, estoy convencido que ningún entrenador en el mundo hubiera obtenido más títulos que él en estos tres años en el Madrid.
 
Pero vamos a lo que más me interesa, el reflexionar porque a este singular entrenador se le ha atacado cada vez con más dureza, con más odio y con más despliegue de medios y munición. La razón es que a los que mueven los hilos en este mundo (no hablo del mundo del fútbol) en general y en España en particular, no les ha gustado nada lo que Mourinho ha dicho y ha hecho antes de venir al Madrid y, sobre todo, lo que ha dicho y ha hecho mientras ha estado en el club deportivo más importante y conocido del mundo, es decir en un escaparate privilegiado al alcance de cualquier observador.
 
Y el Gran Hermano no perdona jamás, por eso ni él ni sus cancerberos, los voceros del sistema, no le han perdonado jamás que sin decir toda la verdad, ni nada más que la verdad, dijera más verdades que nadie, precisamente aquí, en el país de la mentira institucionalizada; ni que se considerara un patriota de una nación de verdad, no de una inventada, aquí dónde sólo pueden ser “patriotas” los separatistas aldeanos; ni que se manifestara públicamente como católico, aquí donde cualquier secta satánica tiene mejor prensa que la religión católica; ni que criticara a los intocables separatistas y las ayudas y halagos que reciben de todo tipo en la nación donde se les venera hasta el paroxismo, la misma nación que quieren destruir; ni que se enfrentara a los “buenistas” de cualquier equipo o institución, incluidos los propios madridistas en esta nación de acomplejados por decreto ley; ni que criticara a las corruptas y oscuras instituciones internacionales del fútbol; ni que demostrara que los árbitros en su mayoría son lo que son, unos ineptos que aparte de mediocres en su trabajo y a veces malintencionados, no tienen ni puñetera idea de fútbol; ni que le plantara cara a la muy mayoritariamente miserable, mentirosa y corrupta prensa española; ni que supiera más de fútbol que todos esos sesudos críticos que los únicos vestuarios que han conocido son los de las tiendas donde se compran su ropita de marca, o los de las saunas de todo tipo; ni que se defendiera a veces con un poco de violencia cuando fue atacado con mucha violencia en este país de manos blancas y de ofrecer las nucas a los terroristas;  ni que sacara a los madridistas de sus casas con ganas de lucha deportiva para demostrar que querían derrotar a sus rivales deportivos y a los enemigos declarados de España, y sentirse orgullosos de ello; ni que hiciera que en el Bernabéu se coreara  el nombre de un entrenador, como un líder que representaba y unía a todos; ni que reclamara y reivindicara una afición participativa, combativa y animosa como las que se elogian si son de cualquier otro equipo que no sea el Real Madrid, al parecer equipo cuyos aficionados deben limitarse a comer pipas y sólo aplaudir cuando se gana por más de cinco goles; ni que defendiera al Real Madrid todos los días sin ser madridista, y lo hiciera más y mejor que los “madridistas de toda la vida”; ni que dejara en evidencia a juntaletras que hasta que él llegó ponían y quitaban jugadores en las alineaciones desde sus medios de comunicación; ni que consiguiera echar al insoportable y hasta entonces intocable y tendencioso, políticamente hablando, a la vez que venerado por el sistema, Jorge Valdano, verdadero cáncer del Madrid; ni que acaparara todos los focos y críticas para que sus subordinados, los jugadores, pudieran dedicarse exclusivamente a jugar al fútbol por lo que les pagan, y muy bien por cierto, sin tener que preocuparse de lo que tenían que decir ante una prensa que jugaba con ellos como quería,…
 
En definitiva a Mourinho no le han perdonado jamás que fuera, a su manera, un revolucionario en este triste, anestesiado, aborregado y más que previsible país antes llamado España que ha hecho de la siesta más que una costumbre nacional, una eterna forma de vida.
 
Mourinho tiene defectos y él lo sabe, Mourinho comete errores y él lo sabe, pero aún así Mourinho es infinitamente mejor persona y mejor profesional que la inmensa mayoría de los que han hecho todo lo posible para que se fuera de España, una España, la España actual que, evidentemente, choca con gente de la personalidad, la inteligencia, la valentía y la calidad de Mourinho.
 
Pero a Mourinho no le han vencido, él sin duda seguirá triunfando deportiva y personalmente, por desgracia lo hará fuera de España ya que en nuestra amada piel de toro sólo triunfan los mediocres, los mentirosos, los corruptos, los traidores, los perjuros,  los criminales, los pelotas y los autodenominados demócratas.
 
Todos sus detractores se ufanan felices y contentos de su “victoria”, creen que han ganado una guerra y lo único que han hecho es hundirse un poco más con su idolatrado régimen de mediocridad y mentira infinita. Querían acabar como fuera con una de esas pocas personas que, con todos sus defectos y todas sus extravagancias, estaba abriendo los ojos a muchos españolitos que empezaban a reaccionar contra lo políticamente correcto en el mundo del fútbol y que, ¡oh peligro!, podían hacerlo en otros asuntos más delicados para el sistema, abriendo los ojos a muchos que en gran número pasaban del bando de los borregos que se creían a pies juntillas todo lo que veían y escuchaban, al bando de los críticos con las opiniones declaradas dogmas intocables e incuestionables por el sanedrín del sistema.
 
Muchos de los que hoy cantan victoria con la marcha de Mourinho pronto lo echarán de menos porque han matado a la gallina de los huevos de oro, otros, seguramente pocos, personalmente nunca he pretendido pertenecer a la mayoría en la España actual,  lo echaremos de menos por otros motivos, futbolísticos, ideológicos y morales. Ellos seguirán buscando un nuevo muñeco de Pim, Pam Pum a ser posible que represente todo lo que ellos no son, al que atizar para entretener al populacho. Algunos seguiremos en nuestra difícil lucha diaria quizás celebrando, con una sonrisa entre nostálgica y orgullosa, los logros de Mourinho en otras naciones actualmente menos ingratas con la excelencia. Ellos seguirán llenando sus vidas de años, otros todos los días intentaremos llenar nuestros años de vida.
 
La historia nos dirá si con Mourinho se nos ha escapado otro tren que no hemos querido coger, nos dirá si algún día vendrá o saldrá de entre nosotros alguien con cualidades distintas y revolucionarias en algún otro ámbito de la vida, deporte, cultura, ciencia, política y, sobre todo, si también se lo intentarán cargar los mismos de siempre con el aplauso bobalicón de un pueblo español que sigue esperando, a veces impaciente, que todo avance con más y mejor ritmo, sin percatarse que es él mismo, quien está pisando el freno desde hace décadas.
 
Jesús Muñoz.
 
PD. Gracias por todo Mou, suerte en tu nueva andadura y si algún día quieres volver, algunos te lo agradeceremos aunque lo hagas de utillero.