¿Superioridad occidental?. Por Simón de Monfort

¿Superioridad occidental?. Por Simón de Monfort

En general, los hombres que conforman los "peshmergas" -sean kurdos o árabes- son personas con valores tradicionales de religión musulmana. Lejos de los  radicalismos de los wahabistas o de los salafistas suníes, conservan una religión y una cultura arraigada en estos pueblos.

Me hace gracia cómo el llamado Occidente posmoderno se vanagloria de una supuesta superioridad, mientras trata de imponer unos antivalores sociales ajenos a toda tradición.

Efectivamente, Occidente -precisamente por haber restado dedicación y energía a lo espiritual y lo moral- se ha entregado a unos avances tecnológicos que provocan la envidia de esta gente (misiles, aviones, armas sofisticadas, vehículos, móviles...), pero ese "envidiable" progreso tecnológico choca con la pobreza moral y la falta de valores de los occidentales en general.

Lejos de envidiar esos antivalores, se reafirman en su superioridad espiritual ante tanta degradación y tanta perversión. Es habitual ver cómo los más pervertidos del lugar mantienen relaciones con señoras e incluso hombres mayores de Europa que mediante Internet y sus chats guarrean como si de adolescentes enfermizos se tratara. La imagen de esas pobres señoras cincuentonas enseñando sus partes íntimas a jóvenes musulmanes evidencia lo enferma que está una sociedad que, para colmo, se cree superior.

Esas mujeres y hombres que, encima, piensan haber alcanzado el clímax de la libertad porque pueden expresar sus bajezas morales no se dan cuenta de qué buen ejemplo plasman para los más radicales, pues nadie puede aspirar a ve a sus hijas o mujeres en tan degradante situación. Y eso es lo que, así, demuestra Occidente: drogas, alcohol, pornografía, desviaciones sexuales no sólo aceptadas, sino también exaltadas.

Por ello, no es de extrañar que, entre lo que abandera Occidente y lo que defiende el Daesh, muchos opten por lo segundo.

Es hora de que Occidente se plantee ya no sólo qué tipo de sociedad trata de imponer contra la propia naturaleza a terceros países que aún conservan su riqueza espiritual, sino también en qué sociedad ha generado el propio Occidente.

La ingeniería social que progresivamente ha invertido todos los valores que forjaran la verdadera civilización occidental y cristiana sólo nos puede llevar a una decadencia tal que la conduzca inevitablemente a su total degradación y aniquilación.

Providencialmente y gracias a Dios cada vez son más los movimientos tradicionalistas en Europa, y es que sólo reafirmando los valores realmente superiores en moral, verdad y espiritualidad se puede vencer a las fuerzas oscuras tanto del Daesh como de la decadente modernidad.

Algunos nos compararán con los terroristas del Daesh, paradójicamente los mismos que para mantener su desenfreno consumista con capaces de hacer oídos sordos con los genocidios, los mismos que prefieren la perversión a la familia, los mismos que son capaces de asesinar a sus propios hijos en los vientres maternos. Los mismos que sin sentido de la vergüenza muestran su perversión.

¿Es eso la libertad?

Si eso es la libertad, que se la queden para ellos. Por mi parte, espero que me dejen libremente elegir lo que es mejor para mí y para los míos. Porque la verdadera libertad es poder elegir entre lo bueno y lo malo, conscientes de lo que está bien y lo que está mal. Vivir adoctrinado sin saber qué es lo bueno, pensando que cualquier basura o degradación es positiva, no es vivir en libertad sino en esclavitud. Esclavitud de los vicios, las perversiones y las mentiras. Esta es la nueva esclavitud de la ignorancia y la decadencia.

Qué pena, Señor, qué sociedad más ciega, además de prepotente, que se cree superior a los otros sólo por su poder material y su falta de principios.

Simón de Monfort 
(Desde el frente de batalla, en la lucha contra el DAESH)
 
Aquí tienes su página de Facebook desde la que narra su gesta