SOLDADOS CON CAUSA. Por José Luis Jerez Riesco

SOLDADOS CON CAUSA. Por José Luis Jerez Riesco

            La reciente noticia que un grupo de voluntarios españoles, jóvenes resueltos e idealistas, están peleando junto a las fuerzas que combaten contra el sospechoso, enigmático, criminal y opaco Estado Islámico, es un signo y un motivo de esperanza, un timbre de orgullo y de satisfacción, un ejemplo vivo edificante, en una sociedad, como la española actual, cobarde, aletargada y carente de valores nobles y altruistas. 

            Que lejos ha quedado ya aquella consigna, proclamada en un discurso pronunciado en el año 1935, cuando el héroe de la aviación española, Julio Ruiz de Alda, afirmaba ante un auditorio joven, que “sólo deben mandar, los dispuestos a combatir”. El grupo de compatriotas que han empuñado las armas, contra el Dáesh, están dando, con su gesto de arrojo, decisión y valentía, un ejemplo de coherencia, en un mundo de paradojas, antinomias e incongruencias. Son estos soldados voluntarios españoles, que se aprestan al combate contra el terrorismo yihadista wahabita, nobles guerreros, que frente a la ignominia, no se conforman con la corrosiva crítica de los embozados, el siseo de los afeminados o el chisme de los timoratos, sino que se alzan, firmes como robles, convencidos por un deber moral, por un arraigo de conciencia,  contra quienes perturban, de forma dañina y vejatoria, la convivencia internacional y socaban los principios y pilares, de la arquitectura que da sentido a la dimensión cultural y espiritual del hombre como ser superior.

 El sacrificio y la abnegación de estos hombres jóvenes, luchadores contra la organización terrorista responsable de la muerte de tantos seres inocentes que llega al paroxismo de las decapitaciones masivas en grupo, que predican con el ejemplo y con la exposición de su propia existencia, que tienen claras las ideas y limpio el corazón,  recuerdan a los viejos cruzados de antaño en las campañas emprendidas por el restablecimiento del orden natural y de la dignidad.  La estela de su siembra queda reflejada en el sendero del honor y el sentimiento heroico de la vida.

 Su determinación responde a una forma idealista y viril de entender la vida, impulsados, no por una mera renuncia, sino por la rotunda afirmación en unas creencias arraigadas por las que merece la pena combatir, de palabra y obra, frente a la esterilidad de quienes se lamentan y practican la comodidad parasitaria, para erradicar un problema grave que a todos nos concierne.   

El denominado Estado Islámico es una creación artificial, programada, dañina, de diseño, producto de estrategias y geopolíticas de conveniencia y desestabilización, crueles y avaras, que tratan desde la penumbra de imponerse y controlar el mundo, donde se vislumbra, tras el velo que lo cubre, la alargada sombra de Israel, los Estados Unidos, Turquía y sus adláteres. Daesh es  un simple derivado terrorista, violento y brutal, del “Nuevo Orden Mundial”, la gran alegoría del doble juego al descubierto, con métodos impactantes de quienes carecen de escrúpulos, tapadera de intereses ocultos e inconfesables.

La situación es anómala y compleja, donde se concitan aspiraciones y apetencias sionistas, los mentores y promotores del proyecto desencadenante del Estado Islámico, con los beneficios derivados de la financiación que sostiene y potencia las actividades, que tienen al petróleo como recurso y el terror como sistema.

En ese torbellino desatado, pandemonio de urdimbres y tramas, las tradicionales potencias  se han manifestado, hasta el momento, simuladamente impotentes o remisas para terminar con el problema suscitado, en una aparente incapacidad para atajar de raíz la cuestión. Armas, pozos de petróleo, políticas monetarias, compromisos, rupturas, tensiones, masacres, dardos arrojadizos, desestabilización, intencionalidad y ceremonia de la confusión rodean un epicentro contaminado por los siniestros sembradores del odio.

Para los muchachos españoles que han partido hacia aquellas abrasadoras tierras, para deshacer uno de los entuertos más graves, terribles y peligrosos del momento, el aliento a su aventura, convencidos que la fama les pertenece y que el cielo también se gana con la espada, atributo de la Guerra y también de la Justicia.

                    
JOSE LUIS JEREZ RIESCO
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Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Económicas, en Sociología, cursando la especialidad de Antropología Social y en Ciencias de la Información en la rama de Periodismo
Escritor y Falangista.
 
Aquí tenéis la página de Facebook desde la que los Cruzados Españoles que están en el frente de batalla, en el Kurdistán iraquí , luchando contra el DAESH narran su gesta: