El verdadero soldado Ryan. Por José Antonio María Caesar

El verdadero soldado Ryan. Por José Antonio María Caesar


 
Supongo que muchos de vosotros habéis visto este peliculón; ese mítico desembarco en Normandía, Tom Hanks pegando tiros a diestro y siniestro, nazis y tripas volando por doquier… Para los que no, la película trata la historia de una unidad que se interna en el frente francés de la Segunda Guerra Mundial para rescatar a un joven soldado llamado Ryan. Su madre se había quedado viuda y había perdido a todos sus hijos menos al menor, el citado anteriormente. Por tanto la misión es rescatarle y devolverle a EEUU para que cuide de su madre, ante la muerte en combate del resto de la familia. Preciosa historia de valentía y honor. Pero no es más que eso, una historia. ¿Como te quedarías si te digo que ese soldado Ryan existió de verdad? ¿Y si te dijese además que era español?
 Pues así es. Este soldado existió, esa historia de valentía y de honor se produjo, y el protagonista era español. Os contaré la historia de tan verdaderamente valerosa familia, la historia del sacrificio y del deseo de darlo todo, por la patria y por el honor. En un pueblecito de Madrid, olvidado tal vez por su lejanía, tildado por sus lugareños y por los que no, como Villaviciosa de Odón, vivía un tal Salvador. De su matrimonio nacieron cinco hijos, todo un orgullo para un hombre dar al mundo tanto varón. Aunque probablemente en el momento que vio nacer a su último hijo, no imaginó el orgullo que podría llegar a crecer en su corazón, al igual que creció en el vientre de su amada esposa hasta cinco veces. Cada uno de los nombres de los susodichos fueron todo un ejemplo del santoral: Jesús, Ramón, José, Javier y cerraba el ciclo de nuevo un Salvador. 
Podría ser un historia triste, la que en este acto estoy redactando, o tal vez llena de orgullo y de honor, pero para unos y para otros debe ser, y lo es, objetivamente, una historia de valentía y de sacrificio. Ésta es la trágica, o la alegre, según se mire, historia de la familia: Salvador padre fue ejecutado en una horrible guerra tras luchar fervorosamente, Jesús murió a causa de sus heridas, provocadas por la misma guerra. Salvador hijo, fue asesinado precisamente en el pueblo en el que nació, durante el mismo trágico conflicto. Y José, ya que no quería ser menos, también se encontró con la muerte, en misma guerra, pero se le concedió el lujo de hacerlo en combate, en una batalla verdaderamente heroica. 
Y, como olvidarnos, de Javier y Ramón. También participaron en aquella fatídica guerra, en la que perdieron un padre y tres hermanos, y de regalo, Ares les dio la oportunidad de participar en otra. Y los dos ante tal privilegio, no dudaron en acudir a la llamada del Dios de la Guerra. Javier, honrando a su padre y a sus hermanos se reencontró con ellos poco después, muriendo en un gélido y ardiente campo de batalla, dejando únicamente en el sufrimiento terrenal a Ramón. Y oye, casi mi cabeza me traiciona y se me escapa, entre tanto disparo, entre tanta sangre, y entre tantas guerras; a su pobre madre, testigo, cruelmente, de cómo caían uno a uno todos sus seres queridos.
 
Y en la historia de la vida del soldado Ramón, entra irónicamente también con una R la historia de ficción del soldado Ryan. La policía militar española, acudió al frente donde combatía para traerle de vuelta a casa, y que pudiese pasar junto a su madre los últimos años de su vida. Y Ramón, he aquí donde Ryan y Ramón se sonríen con ese ‘la realidad supera a la ficción’, se negó rotundamente a volver. Como un perro rabioso y fiel, lleno de envidia por sus hermanos caídos, quiso continuar con la tarea que Apolo le había encomendado y reunirse de nuevo con su familia. Y con el honor. Y con la gloria. Luchando por unos valores, por combatir una ideología que podría destruir su patria, por España. Valiente soldado este Ramón. Pero España no quiso permitirle este lujo, se vio obligado a volver a su tierra, Ares le abandonó. Pero otro Dios entró en escena, esta vez también retiraremos la ficción y dejaremos a Ares en las letras de Homero; el Dios verdadero, decidió concederle la tan ansiada reunión. Ya en España, Ramón murió en un accidente de tráfico.Y por fin se cerró el círculo, y un padre (orgulloso) y una madre (orgullosa) dieron cinco hijos a España. Dicho y hecho. Los cinco nacieron por España y de la misma manera murieron por ella, haciendo caso omiso de las malaventuranzas de sus hermanos. 
Os he contado la historia de un padre que tuvo que enterrar a dos de sus hijos, de 23 y 28 años de edad. Uno caído en el Cuartel de la Montaña en 1936 y otro asesinado en su propio pueblo por el ejército rojo en el mismo año. Un mes más tarde, este mismo padre, fue ejecutado en Paracuellos del Jarama. Otro hermano les siguió pocos meses más tarde en 1937, a causa de las heridas que grabó en su piel la Batalla del Jarama. Otro hermano murió combatiendo contra la ideología que había asesinado a su familia en el frente ruso junto a la División Azul. Y ‘Ryan’, o más bien, el valeroso soldado Ramón, fue llevado, tras haber cumplido su misión en el mismo frente, a la fuerza, al reino de la Gloria junto al resto de su familia. Se llamaban nada más y nada menos, que los hermanos García Noblejas. Esa calle, sí. Ese apellido, que para ti, era simplemente eso, el nombre de una calle. Ojalá se te ponga la carne de gallina la próxima vez que pases por esa calle, tan de gallina como la tengo yo ahora, rindiendo tributo a estos héroes españoles. Saliendo del cine, de ver una película de Hollywood, todo es muy bonito, “qué valiente”, “qué familia”, “dieron bien de caña a los nazis”. Pero cuando los protagonistas y las ideologías cambian, y son reales, entonces ¿qué? Ryan es un héroe pero Ramón no. ‘Ryan’ existe. ‘Ryan’ es valiente. ‘Ryan’ se llama Ramón y es español. 
Y no nos olvidemos de nuevo, del héroe secundario de esta historia, de la verdadera heroína. La madre que entregó cinco corazones a España. 
José Antonio María Caesar