Mal comienza el año. Por Simón de Monfort

Mal comienza el año. Por Simón de Monfort
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Me despierto en año nuevo con una mala noticia, la muerte a manos de Daesh de otros dos camaradas de la academia.
Uno, Agir, fue el instructor de sniper, canadiense, nos invitó a Cris y a mi a unirnos a él como snipers en el frente de Raqa. Cuando nuestros comandantes nos dieron otro destino en un Tabur de extranjeros, entró en cólera, pues contaba con nosotros. Hubiésemos compartido seguramente el mismo destino que él, y ahora seríamos Sheid.

El otro, un joven británico con voz de actor de película del oeste y bien parecido, compañero ejemplar y muy aplicado, no creo que haya sufrido por lo tremendo del disparo en el rostro que se le aprecia.
Y ya van cinco compañeros directos caídos,...¿seguirán los "periolistos" de turno, como el de El Mundo (en octubre de 2016), afirmando que no se nos pone en riesgo a los extranjeros?
Cinco vidas entregadas por una lucha justa. No vinieron a morir, vinieron a combatir, pero todo el que combate sabe que entra en un juego donde puede perder o ganar, y aquí la derrota es la muerte. O no, quizá la victoria sea la muerte pues no hay mejor forma de morir que luchando por causas tan nobles como ésta. Y al fin y al cabo, todos hemos de morir algún día.
Me quedo con la sonrisa del camarada Agir, guasudo incluso dando clases, con su mezcla de ironía inglesa y sonrisa de pícaro. Aún en muerte parece mofarse de los terroristas, como sí les hubiese dejado su última sonrisa... La muerte no es el final para nosotros, nos abrís las puertas del paraíso, qué no,... que a los terroristas os espera pudriros en el infierno, no puede haber otro destino a tanto odio y maldad. Somos nosotros los que descansamos en La Paz del buen guerrero, con la conciencia tranquila.
Por eso, cuando contemplamos las fotos de los sheids no nos da miedo, casi me atrevo a decir que nos dan envidia. Ellos llevan la palma del heroísmo y podrán presentarse ante el altísimo con el aval de haber entregado su vida por los demás. Imitación del mismísimo Jesús que vino al mundo y se hizo hombre para morir, y morir en una muerte de cruz por todos nosotros.
Aquí se viene a sufrir, a dar y a combatir. El que venga pensando en sacar algo que no sea entrega se irá frustrado. Venimos a entregar nuestro tiempo, energía, paciencia, e incluso la vida. Sí, los perros seguirán ladrando, y nosotros seguiremos cabalgando aquí o en los luceros.
Estos jóvenes caídos no eran fracasados ni desarraigados en sus países. Todos dejaron trabajos, familias, amigos y una vida más o menos acomodada por la vida en la austeridad de la trinchera y, por supuesto, el riesgo a no volver. Eso es altruismo y eso es lo que valoran de nosotros las gentes de aquí.
Las gentes de aquí se han encontrado con la guerra, no les quedaba más remedio que huir o combatir. Sin embargo los que venimos de fuera hemos venido voluntariamente, dejando tantas cosas que los de aquí anhelan, para venir a sufrir con ellos y para ellos, a sufrir con ellos y vencer o morir con ellos. Y eso se reconoce y valora.
Seguirá habiendo periodistas tratando de difamar personas o causas, se seguirá silenciando el genocidio que continúa, pero ante Dios ninguno de los camaradas será héroe anónimo. A cada uno de ellos se le medirá por lo que ha entregado de forma tan generosa, y pocas cuentas quedarán pendientes en el debe de las faltas, para los que con gran penitencia compensan sus vidas pasadas. Como el Ángel del Alcázar, las almas de estos héroes se elevan a los cielos, acompañémosles con nuestras oraciones y plegarias, y no olvidemos la sangre derramada por, también, nuestra libertad y seguridad. Pues combatiendo a Daesh aquí, se evita tener que combatirlos más adelante en las calles de nuestros países.
Nuestro respeto y admiración a estos jóvenes que atrás dejaron celebraciones, botellones, novias, etc para enfrentarse a la muerte cara a cara, y como se rezara en la Legión, hemos hecho un pacto con la muerte, nosotros no le huimos y ella no nos persigue, simplemente un día nos encontraremos.
Feliz año a todos y no os olvidéis de que hay quienes el último día de año, como el primero, no han sido diferentes al resto, simplemente han permanecido cumpliendo con su deber, allí donde se les ha mandado.

Simón de Monfort     
(Desde el frente de batalla, en la lucha contra el DAESH) 

Aquí tienes su página de Facebook desde la que narra su gesta