12 DE OCTUBRE. HISPANIDAD, SÍ. HISPANCHIDAD, NO. Por J.L. Antonaya

12 DE OCTUBRE. HISPANIDAD, SÍ. HISPANCHIDAD, NO. Por J.L. Antonaya


Una imagen que define perfectamente el concepto que los políticos del Régimen del 78 tienen de la Hispanidad es el cartel que han sacado al respecto en el Ayuntamiento de Valencia. En el mismo aparecen todas las banderas de los países hispanos pero, curiosamente, falta la más importante, la de la Nación que creó el asunto, la de España.


Esto no es casual. La propaganda oficial quiere hacernos tragar el concepto de una Hispanidad sin España. Esto no obedece solamente a la habitual incultura y estupidez de los políticos sino a una premeditada intención de vaciar de contenido la idea de Hispanidad.


Es una tarea encomendada sobre todo al Partido Popular ya que la otra cara de la moneda partitocrática, la perrosanchista, elude cualquier relación con lo que tenga que ver con nuestra identidad nacional aunque sea, como en este caso, para denigrarla.


En Madrid, el feudo de Ayuso, también han organizado hace poco un desfile carnavalesco con la poca disimulada intención de halagar a la masa amerindia que nos enriquece con su presencia y que tan rentable resulta a la patronal.


En el desfile ha habido todo tipo de danzas tribales, presuntamente precolombinas, música de reguetón y, en general, todo la vulgaridad, mal gusto y catetez indigenista habitual en estos casos.


El desfile, más que de la Hispanidad, ha sido un homenaje a lo que había en esas latitudes antes de que España las civilizase. Sólo ha faltado un altar azteca en el que se sacrificase a un tipo y se le arrancase el corazón en honor a la Pachamama. En fin, tampoco es cuestión de dar ideas para las próximas ediciones.


Lo que no ha faltado es un coche de la Policía de Nueva York poniendo la nota hortera-surrealista y recordando al respetable quién manda de verdad en estas mamarrachadas.


Vamos a ver: la Hispanidad no es esta pintoresca celebración más o menos folclórica. Tampoco el hispanoamericano medio está representado en esta multiculturalidad abigarrada. Estoy convencido de que un argentino, un chileno y, en general, todos los hispanos de sangre y cultura europeas no se identifican demasiado con estas horteradas proindigenistas.


La Hispanidad es la obra civilizadora de España sin la cual América hubiera sido otra África, es decir, una amalgama de tribus más o menos caníbales ancladas en el atraso. Y esto es lo que los políticos eluden prudentemente en las celebraciones oficiales para no ofender a no se sabe muy bien qué colectivos y, sobre todo, para captar el voto inmigrante.


Para entendernos: Los valores hispánicos que invocaban las JONS en su lema no tienen nada que ver con apoyar folclorismos vacuos ni inmigraciones masivas. Claro que hay que celebrar el 12 de Octubre, pero hay que hacerlo como afirmación de nuestra identidad histórica, del valor de nuestros ancestros y del devenir imperial de nuestra Historia.


La Hispanidad es el ideal que evocaba Evita en su discurso cuando afirmaba: "Somos los hijos de los conquistadores, herederos de su gesta y de la llama de eternidad que ellos transportaron sobre los mares".

 

J.L. Antonaya