Libro "Que no te Engañen"
de Jesús Muñoz. Nota de Autor
A continuación publicamos
la "Nota de Autor" de Jesús Muñoz en su libro "Que no te
engañen", que está teniendo una gran acogida tanto en ventas como en
reseñas periodísticas, y que ya se encuentra en su segunda edición.
Estimado lector, lo que tienes en tu
mano no es un libro, aunque veas sus tapas, su prólogo, sus fotos, su nota del
editor...o por lo menos jamás pretendió serlo. Ni siquiera es una relación de
artículos stricto sensu.
Lo que estás empezando a leer es,
nada más (y nada menos), que la respuesta de un español de a pie molesto con la
tiranía del pensamiento único, indignado con el trágala de lo políticamente
correcto. Es lo que piensa y expresa públicamente, cuando le dejan, un español
cabreado, como tiene que estar un español decente en nuestra sufrida Patria
actual, un español al que un domingo por la mañana le dio por descolgar un
teléfono, hace 20 años ya, para responder a una pregunta formulada en un
programa radiofónico, llamado “Sencillamente Radio” (que ya escuchaba su padre
desde hacía varios años), pregunta formulada por el director de ese espacio
radiofónico, un tal Eduardo García Serrano. Y aquí estamos, ya que tras aquel
domingo de 1997 ese españolito, servidor de todos ustedes, no ha dejado de dar
su opinión “libre y sin filtros previos”, como reza el lema del programa, casi
ningún domingo salvo casos puntuales.
Cada una de las intervenciones aquí
recopiladas tampoco pretenden ser artículos bien redactados en fondo y forma,
de hecho muchas de ellas tienen una sintaxis y una prosa muy mejorable, ya que
tal y como están plasmadas en este libro (de acuerdo, me rindo y utilizaré a
partir de ahora esta palabra, libro, para definir el voluminoso ejemplar que
has comenzado a leer), intentan ser una transcripción lo más fiel posible a la
intervención radiofónica tal y como se escuchó el día de la fecha que aparece
en cada texto.
Cada intervención en realidad tan
sólo pretende ser lo que es, una respuesta, por un lado, a una pregunta del
director del programa sobre un tema de actualidad semanal, y, por otro lado,
una contestación implícita o explícita a las intervenciones de otros oyentes.
Respuesta elaborada, creo que es necesario aclararlo, en tan sólo unos minutos,
los previos a descolgar el teléfono para intentar entrar en antena, y con la
“presión añadida” de que la citada intervención debe ser relativamente corta y
directa, por imperativo de las normas del programa, a la vez que no se convierta
en una reiteración de lo dicho por otros participantes en el programa, y que
además de intentar abrir ojos y oídos de los oyentes, sirva de acicate, e
incluso de arenga, al pueblo español que escucha este programa. Una
intervención a veces emitida desde casa (mía o ajena), desde el coche, desde
una grada de algún campo de fútbol donde jugaba mi hijo... o donde me pillara
en esos momentos, y con el añadido de los nervios tensos por lo difícil que
resulta casi siempre el conseguir línea para intervenir, y decir algo diferente
a lo que se escucha en los medios de comunicación habitualmente.
Si tienes la paciencia de leer entero
el libro, comprobarás que está repleto, lo reconozco, de frases o incluso
párrafos enteros reiterados hasta la saciedad, pero aparte de que mi opinión no
ha cambiado sobre los problemas de España, por lo que resulta absurdo intentar
expresarla de distintas maneras, mi experiencia en el mundillo de la
comunicación me dice que ante la mentira repetida infinidad de veces por el
sistema en cada uno de los temas, hay que intentar repetir hasta el hastío la
misma respuesta, una respuesta que, además, no se permite exponer en
prácticamente ninguna tribuna pública ni privada, por lo que cuanto más
reiterativa sea las pocas veces que se pueda difundir, más eficaz será.
Por cierto, no hace falta ser muy
sagaz para comprobar que, desgraciadamente y sobre todo cuando se leen las
intervenciones más antiguas, mis peores augurios sobre lo que podía ocurrir en
España, se han ido cumpliendo casi a pies juntillas, no porque yo sea muy
listo, ni adivino, sino porque este sistema es tan previsible como injusto,
corrupto y antiespañol (una de las coletillas que me habrás escuchado repetir
infinidad de veces).
Reconozco que mis palabras a veces
son duras, contundentes e incluso hirientes o agresivas, pero, parafraseando a
José Antonio "quien ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos,
antes de reaccionar como hombres estamos obligados a ser amables"...y en
España se está haciendo más, mucho más que insultar a nuestros sentimientos.
Además, en mi defensa puedo presumir de que jamás nadie ha podido rebatirme
alguna de mis acusaciones demostrando que sea falsa.
Este libro, no lo puedo negar, más
que entretenerte, te va a indignar, te va a recordar, en caso de que fuera
necesario hacerlo, con un repaso a la actualidad de los últimos años de la
historia de España, las mentiras que te lanza el sistema día a día, unas veces
de manera descarada y otras de forma más sibilina, así que si tiene algún
propósito claro esta obra, aparte de denunciar injusticias y mentiras, es
intentar dotar al lector de munición para combatir esas mentiras y esas
injusticias, de ahí el título del libro, que, humildemente, pretende ser algo
así como una recarga de argumentos y vivencias para enfrentarse a todos
aquellos que llevan varias décadas intentando acabar con la Patria más gloriosa
que jamás ha alumbrado la Madre Tierra, con su Unidad, su Identidad, su
Tradición, su Lengua, su Fe y su Cultura, y con la Justicia Social que ha hecho
más que posible la supervivencia en nuestra amada y herida piel de toro.
Quizás pensarás, este tío, como su
libro es un truño, se está poniendo la venda antes de la pedrada por si no me
gusta su obra…pues no, tampoco es esa mi intención, simplemente pretendo ser
sincero a la vez que coherente con el título de este ejemplar que tienes en tus
manos, así que, “Que no te engañen”, no pretende ser un libro, sino más bien un
manual del disidente, del rebelde o incluso del que sin serlo, quiere saber
como pensamos los “malos” de esta película que llevan 40 años contándote.
En todo guión de cómo escribir una
nota de autor, indica que ahora toca dar las gracias, algo que voy a hacer
encantado ya que de bien nacidos es ser agradecido, y me considero muy bien
nacido, porque gracias a mis padres soy como soy, con mis defectos, muchos, y
mis virtudes, alguna tendré. Agradecido por la educación recibida, católica y
de amor a la Patria, de sentir como mío el sufrimiento ajeno, por mi fuerza de
voluntad heredada de ellos y por mi persistencia infatigable en intentar
conseguir lo que me propongo. Alguien un día me definió como esa aparentemente
inofensiva gota constante que termina perforando la piedra.
Así que empezaré dando las
gracias a los directores de
Sencillamente Radio de estos últimos 20 años, Eduardo García Serrano y Rafael
Nieto, que me han permitido expresarme con toda libertad, aún no compartiendo
algunas de mis aseveraciones, aún sabiendo que algunas de mis intervenciones
les podrían ocasionar algún problema, no porque fueran falsas o injuriosas,
sino porque representan esa verdad que está prohibido difundir, o aún intuyendo
que esas palabras mías no iban a ser bien recibidas, aparte de por gran parte
de la audiencia (ese actual pueblo español de la “Señorita Pepis”), por la
dirección de la emisora, los anunciantes y, en definitiva, quienes permiten que
un programa como éste siga existiendo. Unos directores, Eduardo y Rafael, con
los que comparto muchos diagnósticos y soluciones de lo que se debate en el
programa, pero, evidentemente, no todos, lo que da más valor aún al hecho de
haberme dejado expresar mi opinión durante estos 20 años. Por cierto, me
adelanto a responder a una pregunta que se me hace frecuentemente, a ninguno de
los dos los conocía personalmente antes de comenzar mi participación en
Sencillamente Radio, es a raíz de mis intervenciones semanales en este programa
por lo que puedo contarles entre mis amigos.
Evidentemente, gracias al editor
Enrique Uribe por darme la oportunidad de estrenarme como escritor, ¡uf! como
suena esa palabra, y asumir el riesgo de editar esta munición peligrosa para el
sistema, y a Salvador Ceprián, oyente habitual de este programa al que se le
metió en la cabeza la idea de que esta obra viera la luz, y ante mi
incapacidad, por falta de tiempo, de hacer la selección de intervenciones, y su
posterior estructuración en un libro, se metió en el fango hasta las trancas, y
ahí lo tienen. Una selección de intervenciones tan difícil como dolorosa, por
tener que prescindir de muchísimas. Una sensación, ésta de no publicar muchas
intervenciones, muy similar a lo que me ocurre cada domingo antes de mi
participación en Sencillamente Radio, en la que lo difícil no es “a ver que
digo sobre el tema a debatir”, sino “a ver que no digo”, ya que habría tanto
que opinar sobre cada tema de actualidad que se propone a debate, que tener que
prescindir de muchos argumentos, datos, ejemplos o vivencias, para ceñirme a
los pocos minutos que se nos brindan a los oyentes, es lo más difícil para mi
cada semana.
Ni que decir tiene que gracias a los
oyentes, a TODOS, a aquellos que participan y en antena me dan la razón e
incluso me elogian, y también, por supuesto, a los que me critican públicamente
o incluso llaman para insultarme, y, como no, a los que no llaman nunca, pero
que seguro que también comparten o rechazan mi opinión desde sus casas o
lugares de trabajo, porque creo que a ninguno dejo indiferente, o eso comentan
los que opinan sobre Sencillamente Radio. Gracias, faltaría más, a los
innumerables oyentes que se acercan a conocerme personalmente en aquellos
“actos de calle” (que es donde reconozco que me encuentro más a gusto) en los
que coincidimos o a los que les convoco por radio, y, por supuesto, a esos
oyentes, algunos participantes habituales, que se han quedado por el camino en
estos 20 años y que varios de ellos quizás me siguen escuchando desde sus
luceros, entre éstos algunos queridísimos familiares míos y también grandes
camaradas.
Gracias, por tanto, al programa
Sencillamente Radio en sí, y a quienes lo hacen posible, productores,
anunciantes, técnicos (que grande eres Chinchi) ya que debido a mis
intervenciones constantes en este espacio radiofónico, he podido conocer a
personas destacadísimas en muchas vertientes, con las que quizás no habría
tenido el gusto de tratar en otras circunstancias, a personajes ilustres de los
que he podido comprobar su lado más entrañable, a grandes patriotas de los que
he aprendido mucho, a oyentes anónimos, que ahora tengo por grandes amigos...Y
también es de justicia destacar que si en algún momento he tenido, tengo o
tendré cierto reconocimiento en la esfera política o social, la de verdad, la
de los que hacen de ella un sacrificio constante sin recibir nada a cambio, ha
sido por mi presencia al otro lado del teléfono en el debate semanal de Radio
Inter, lo que también me ha empujado a sentarme en tertulias de actualidad
(pocas, ya que al parecer no debe ser "prudente" dejarme cerca un
micrófono) e incluso presentar y dirigir algún que otro programa radiofónico, y
hasta de ejercer de portavoz de organizaciones sociales, sindicales, políticas
y de otro ámbito a las que no se les suele dar voz en ningún medio de
comunicación del sistema, vamos, los malos de la película.
Y gracias, lo dejo para el final,
porque quien me conoce sabe que dejo para el final lo mejor, lo más querido,
gracias, sobre todo, a los que más han sufrido los “daños colaterales” de mis
intervenciones, mi maravillosa familia, gracias a Reyes, mi mujer, y a mis
hijos Ramiro y Manuel, gracias por su paciencia, por su comprensión, por su
apoyo después de tantas horas esperando que papá entre en la radio para
desayunar juntos, o para poder hablar con él en la mañana del domingo. Son
tantos los proyectos de domingo pospuestos o cancelados porque “Jesús el de La
Inter” tenía que expresar su opinión o tantos desayunos dominicales hablando
del “monotema”, en lugar de debatir temas familiares o personales, que espero
que algún día puedan disculpármelo.
Así que estimado lector, si te
atreves a continuar leyendo las siguientes páginas, permíteme un consejo, se
reflexivo con lo que leas en ellas, así como con lo que escuches y lo que veas
a tu alrededor, critica abiertamente lo que lees si no estás de acuerdo, o difúndelo
si lo haces tuyo, pero independientemente de si aceptas o rechazas lo que
intento expresar en este libro, piensa por ti mismo, no te dejes arrastrar por
mareas de mentiras de consenso, o por tópicos aceptados a machamartillo
simplemente porque lo dice la mayoría, o porque está mal visto ser disidente.
Se crítico, se valiente, saca tus propias conclusiones, busca la verdad, que es
aquello que en realidad te puede hacer libre y lucha para defenderla, que no
piensen otros por ti, QUE NO TE ENGAÑEN.
Jesús Muñoz
@MasRazonqUnSant